viernes, 2 de abril de 2010
De flaites y otros quesos....
El lugar donde vivo siempre ha sido tranquilo, bueno, casi siempre. A pesar de ser un sector cercano a otros más complicados, puedo decir que no se ha contaminado aún, al menos no en su gran parte. Por contaminación me refiero a drogadictos, delincuentes, y obvio que cuando digo que en su gran parte no ha sido contaminado, es por que existe una pequeña facción de estos individuos que hacen incómoda nuestra vida cotidiana. Son sucios y descarados, la mayor parte del tiempo viven de lo que consiguen poniendo la cara en el puerta a puerta o de lo que obtienen robando en otros sectores y en algunos casos aislados, en el nuestro, aunque piensen que no lo sabemos. De lo que sí estamos rodeados es de flaites, y debo confesar que cada día crece más y más mi odio hacia ellos. No es algo personal, es más bien un rencor originado por su cultura, son innumerables las expresiones que encienden mi repudio, algunas muestras: escuchar cumbia o reggaeton para toda la cuadra y más aún si es cuando van pasando en auto y precisamente en el momento en que comienzo a conciliar el sueño (lo cual tarda varias horas). También entran en esta categoría los floreritos que hacen RRRUUGIIIRRR! los motores de sus autos sin ningún motivo o los modifican para que así sea, seguramente por que están convencidos que esto les da cierto poder o estatus. Detesto a los que viven escupiendo y muy especialmente a aquellos que tienen esa cultura de mecánicos de barrio y utilizan el espacio público para tal labor, dejando como evidencia grandes manchas de aceite y trapos que la mayoría de las veces están más limpios que su propia vestimenta, todo esto siempre y cuando desocupen el espacio, ya que por lo general la cuadra completa sirve como garaje. Según lo expuesto, el pungerío y el flaiterío va mucho más allá del buzo térmico, la camiseta del equipo favorito (imitación) como tenida top o el jockey ancho con la visera hacia un lado, va mucho más allá de las joyas falsas que algunos quieren ostentar y por supuesto que es algo más amplio que una forma de hablar, el punga tiene muchas facetas y es peor cuando se mezcla con el delincuente y el drogadicto, de esos veo a varios por aquí.
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